La osteopatía estructural es la rama más conocida de la osteopatía gracias a los llamados “crujidos” o técnicas de thrust, es una técnica que consiste en un movimiento rápido y de poca amplitud que reestablece la movilidad normal de la articulación en lesión. Esta se ocupa de las grandes articulaciones de columna y las extremidades valorando la capacidad de movimiento que tiene cada articulación y que repercusión puede tener en el movimineto general de la persona. Este crujido no tan solo no es doloroso si no que produce una sensación gran de liberación y relajación.
Aunque son muy eficaces, estas manipulaciones no son obligatorias, existen otro tipo de movilizaciones llamadas “articulatorias” que movilizan las articulaciones de una manera más lenta y suave aunque por ello precisa un tratamineto más largo.
Terapia manual que contempla al ser humano como un ente constituido por la unidad de los ámbitos físico y mental. Reconoce la Salud como un adecuado estado de equilibrio entre todos los componentes del ser humano.
Uno de sus puntales es la interrelación entre estructura y función de las diferentes partes que constituyen al individuo. Así, veremos que el objeto de la osteopatía es el restablecimiento de la armonía de las diferentes estructuras del organismo, cuando éstas han sido alteradas por múltiples causas.
Para ello se desarrolla un proceso terapéutico causal, basándose en unos fundamentos y principios propios, mediante técnicas de manipulación orientadas al tejido conectivo de las partes afectadas de los sistemas músculo esquelético relacionadas con el trastorno, aunque frecuentemente se encuentren en órganos o sistemas diferentes a las que manifiestan los síntomas.
La denominada Osteopatía Estructural constituye el núcleo de la formación osteopática y pone énfasis, primero, en la integridad anatómica y luego en la funcional y mental de la persona con el fin de conseguir su bienestar. Las manipulaciones osteopáticas buscan devolver a las “lesiones” anatómicas el movimiento pérdido, mediante la recuperación de la nutrición tisular, la capacidad autocurativa y la restauración del equilibrio entre la forma y la función corporal.